Durante el desarrollo de la vida, el ser humano manifiesta y desarrolla conductas que denotan su interés por comunicarse socialmente, tales como; la sonrisa social, las protoconversaciones con la madre o su figura de apego, la atención e todos sus sentidos para descubrir el entorno y aprender de él, los gestos protodeclarativos y protoimperativos para hacer referencia al medio que lo rodea e intentar modificarlo. De la misma manera se desarrolla la capacidad de exploración de su entorno y el interés por conocer los objetos de su ambiente inmediato a través de la exploración sensoriomotriz, luego al uso funcional de los recursos del medio, para posteriormente desarrollar una actividad lúdica, creativa y a su vez flexible, manejando los objetos y conceptos de su entorno dando paso a habilidades que serán adaptadas a la conducta social a lo largo de la vida del ser humano.
Todos estos son los pilares de la futura actividad social, comunicativa e imaginativa. De ese modo, manejando progresivamente distintos códigos verbales y no verbales, debe aprender a expresar y comprender en las palabras, en los gestos, en los movimientos, en las distancias y en los tonos e inflexiones de la voz, la intención propia y la del otro. El ser humano, al ir desarrollando su actividad en estas áreas, debe prever las consecuencias de su propia conducta y, además, anticipar el probable comportamiento de los otros para ser capaz de responder y participar en la transformación de la sociedad en la que vive y se desarrolla.
El cuadro conocido hoy como Autismo Clásico fue descrito por primera vez en la década del cuarenta luego de identificar un trastorno con márgenes claros y presentación similar en un grupo de individuos. Los estudios posteriores han utilizado criterios más amplios de diagnóstico, logrando detectar trastornos diferentes, de síntomas centrales en triada que derivan en una sintomatología asociada variable y distintos niveles de afectación. Actualmente, tanto el Autismo Clásico como otros diagnósticos similares, se incluyen en los denominados Trastornos del Espectro Autista (TEA).